Hermosa doncella, créeme, el amor es como un lago,
Cuyas profundidades cristalinas reflejan tu frente de nieve;
Las rosas en tu mejilla que van y vienen,
Cuando en tus ojos azules las sonrisas despiertan.
Ningún viento pasajero despierta el espejo líquido,
Los frescos aires refrescantes tan suavemente soplan.
Pero las corrientes ocultas en las profundidades sacuden en un instante la superficie furiosa.
Mira entonces con seguridad desde la orilla esmeralda;
Ni lances tu chalupa sobre la ola traicionera.
Incluso el suave toque de tu ligero remo
Puede despertar al adormecido peligro de su tumba.
Tu frágil barca es zarandeada en aguas agitadas;
La imagen se desvanece, te hundes y te pierdes.
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Karina
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Guillem