Muchas parejas podrían pensar que la lluvia es un inconveniente, pero en esta ocasión añadió un toque mágico y romántico a la boda. La ceremonia, que inicialmente estaba planificada en el jardín, se trasladó rápidamente a la elegante entrada del palacete, rodeada por los invitados la luz tenue y el sonido de la lluvia sobre los paraguas, creando así una atmósfera íntima y acogedora que difícilmente olvidarán.
Como fotógrafo de bodas en Barcelona, siempre busco capturar la esencia y autenticidad de cada momento. La lluvia nos dio la oportunidad de capturar fotografías únicas y emotivas, reflejando la complicidad y el amor de la pareja en circunstancias inesperadas. Es fundamental estar preparado para adaptarse a las condiciones climáticas y encontrar la belleza en lo imprevisible y lo que aparentemente no lo es.